Conferencia final del proyecto  SPOT en Bruselas: Resultados y buenas prácticas

Bruselas acogió el pasado 13 de mayo la conferencia final del proyecto «Spotlight on recognition (SPOT)» , una oportunidad para reflexionar sobre sus resultados y para compartir buenas prácticas e información sobre otros proyectos en curso relacionados con el reconocimiento académico en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Asimismo, durante la conferencia se lanzó la publicación final del proyecto, una herramienta de autoevaluación dirigida al personal universitario con responsabilidades en la implementación de procesos de reconocimiento.

La conferencia arrancó con una sesión plenaria en la que se abordaron los logros y retos actuales en el proceso de implementación de un reconocimiento justo y transparente de conformidad con el Convenio de Reconocimiento de Lisboa (LRC) como condición fundamental para fomentar la integración del EEES. Los participantes resaltaron que, a pesar de que se ha avanzado mucho en mejorar los procesos de reconocimiento desde la adopción de esta convención hace ya más de dos décadas, «los informes de implementación indican que aún queda mucho por hacer».

Katia Dolgova Dreyer, miembro del comité Ejecutivo para la Educación del Consejo de Europa, arguyó que, «a pesar de que se ha desarrollado el marco legal», todavía es necesario «hacer que la información sobre los sistemas nacionales de educación sea más accesible» o «mejorar la implementación del Artículo VII del LRC para los refugiados».  Sobre este asunto, avanzó que se están desarrollando herramientas a nivel europeo.

Jakub Grodecki, vicepresidente de la European Students’ Union (ESU), añadió que el estudiantado percibe el reconocimiento «como un derecho» y que las instituciones de educación superior que quieran avanzar en su internacionalización «deberán trabajar en la mejora de los procesos de reconocimiento». En este sentido, recordó que el LRC es una herramienta «fundamental» e indicó que la situación actual en la que «existen diferencias de implementación entre países del EEES» no responde «únicamente» a la implementación del LRC, sino también a la estrategia de educación superior que establezca cada país. «Si tenemos estrategias de Educación Superior que hacen de la internacionalización una prioridad, esto fomentará que tengamos mejores prácticas de reconocimiento», aseveró.

Por su parte, Jenneke Lokhoff, presidenta de la red de centros ENIC-NARIC, identificó las principales áreas de mejora, como el aseguramiento de calidad, el desarrollo de redes nacionales que permitan a las universidades compartir buenas prácticas, y el apoyo que ofrecen a las universidades los centros ENIC-NARIC y de los ministerios de Universidades o de Educación para ayudar en la comunicación de estas buenas prácticas.

Debate sobre microcedenciales

Tras la inauguración, se organizaron una serie de sesiones paralelas en las que se debatió sobre las microcredenciales, especialmente desde el punto de vista de la evaluación y de las posibles metodologías de reconocimiento. También se presentaron los avances del proyecto MODUS, coordinado por la conferencia de rectores alemana HRK, que explora formas de mejorar los procedimientos de reconocimiento a través del uso de herramientas digitales, y se presentó la publicación final del proyecto SPOT que incluye la herramienta de autoevaluación e información sobre el marco legal internacional.

Maria Kelo, directora de Desarrollo Institucional de la EUA

La conferencia concluyó con una reflexión sobre la posibilidad de avanzar hacia una «cultura de reconocimiento», que moderó Maria Kelo, directora de Desarrollo Institucional de la EUA. Durante esta sesión, se reflexionó sobre cuáles serían los requisitos para llegar a un entendimiento y a una aplicación compartida del reconocimiento académico que no se centre en las diferencias entre sistemas educativos.

David Crosier, de Eurydice advirtió de que «se tiende a pensar sobre el reconocimiento desde una perspectiva «muy técnica» y que esto hace que «se olvide del objetivo mayor: dar apoyo a la sociedad para avanzar en sus necesidades de aprendizaje». Por su parte, Chiara Finocchietti, subdirectora del centro de reconocimiento italiano CIMEA, resaltó la importancia de «desarrollar una comunidad de buenas prácticas», dado que «construir una cultura necesita tiempo, un entendimiento compartido y compartir buenas prácticas». Recalcó también que «el valor clave» de este proyecto es «exactamente ese:  construir esta comunidad», que es clave en este momento en el que hay que implementar el marco normativo.

Los participantes añadieron que, tras 25 años de la publicación del Convenio de Reconocimiento de Lisboa, se ha abordado el reconocimiento académico: primero en relación con la agrupación de las titulaciones universitarias en una estructura de tres ciclos y, después, desde la perspectiva del aseguramiento de su calidad. Propusieron que una opción para los próximos años podría ser la de reflexionar sobre el reconocimiento en términos de la adquisición de competencias. Según indicaron, abrir el debate sobre cómo avanzar hacia el reconocimiento de las competencias adquiridas podría facilitar el reconocimiento automático» y permitiría, además, avanzar en el reconocimiento de aprendizaje previo, tanto formal como informal, y en el reconocimiento de las microcredenciales.